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Buddhismo Humanista



Venerable Punnaji


Algunos de nosotros, cuando escuchamos en Occidente la palabra “humanismo” pensamos en humanismo secular. Tendemos a oponer humanismo con religión, bajo la suposición que la religión es siempre teísta y que el humanismo jamás puede ser religioso. Esta suposición, sin embargo, no es realmente correcta. Es verdad que la mayoría de las religiones occidentales son teístas, ya sea monoteístas, politeístas, o panteístas. El Judaísmo, El Cristianismo y el Islam se dice que son monoteístas.


Esto no significa que la esencia de la religión sea la veneración de dioses o un Dios. Como el bien conocido psicoanalista, Dr. Erich Fromm, apunta en este muy iluminador libro, “Psicoanálisis y Religión” (Yale University Press 1974, p.21),


“Aún cuando sabemos que hubieron y hay religiones fuera del monoteísmo, aún así asociamos el concepto de religión con un sistema centrado en dios y fuerzas supernaturales; tendemos a considerar la religión monoteísta como un marco de referencia para el entendimiento y evaluación de todas las otras religiones. De esta manera se hace dudoso si es que las religiones sin Dios como el Buddhismo, Taoísmo o el Confucianismo pueden ser apropiadamente llamadas religiones.”


Para el Oriental, la religión es vivir la vida buena, la vida superior, o la vida “divina” (brahmachariya). Esto es, habitar los buenos principios de vida basados en el aprecio por los valores superiores de la vida. La religión es el desarrollo conciente de la noble o suprema naturaleza de los seres humanos. La divinidad es esta suprema naturaleza, no el poder sobrenatural. Incluso un ser supernatural si carece de cualidades nobles no es llamado dios sino diablo. Por lo tanto incluso aquellos que veneran dioses están venerando la bondad, no el poder o la creación. Es posible hablar de religión en forma humanista. Religión podría ser vista como el desarrollo de la bondad en el hombre. Religión es el esfuerzo del hombre por volverse “divino”, para volverse perfecto.


La religión teísta es solo una variedad de las religiones. Todas las religiones no son teístas. Las religiones Orientales representadas por el Hinduismo, Buddhismo, y Taoísmo son humanistas. Los eruditos Occidentales han tildado al Hinduismo como una especie de politeísmo por error. Es verdad que las personas en Oriente oran a dioses por ayuda. Pero esta práctica no es vista en Oriente como una práctica religiosa. Dicha práctica es considerada más cercana a la magia que a la religión. Un profesor Inglés, Richard Gombrich de la Universidad de Oxford, quien visitó Sri Lanka, asombrado de oír que los Buddhistas no piensan que buscar ayuda en dioses es religión, dice en su libro, “Buddhismo Theravada” (Routledge & Kegan Paul, p.23 and 24).


“Reporto que un monje me dijo, “Los dioses no tienen nada que ver con religión.” Para los Buddhistas, los dioses son seres poderosos que pueden conceder favores mundanos, tanto así como la gente poderosa…. Los Buddhistas niegan la existencia de un dios creador, o cualquier deidad omnipotente u omnisciente, o que cualquier ser en el mundo no esté sujeto al decaimiento y muerte. (Sí, incluso los dioses mueren al final.)


Para los Buddhistas, la religión es puramente un asunto de entendimiento y práctica que constituye un progreso hacia la salvación…


Haberme dicho que los dioses no tienen nada que ver con religión, me hizo conciente de que los adherentes a diferentes religiones dibujan la línea entre lo que es religión y lo que no lo es, en lugares muy diferentes… los Buddhistas que veneraban dioses no estaban siendo por lo tanto inconsistentes, no-ortodoxos o sincretistas.”


Mientras aplaudo, aprecio y respeto la muy inteligente observación, la astuta erudición y perspicacia lógica del Dr. Gombrich, considero necesario comentar aquí que la palabra “venerar” (inglés: worship) en referencia a dioses no es exactamente apropiada para describir la posición Buddhista. La palabra derivada de las dos partes, “worth + ship” (valioso + entrega) significa reconocer el valor de algo o alguien. Venerar es la expresión del propio sentido de valores, al menos desde el punto de vista Buddhista. Una persona puede venerar el poder, el dinero, la sabiduría o la virtud, de acuerdo a lo que él valora y mantiene en alta estima.


Cuando un Buddhista busca la ayuda de un “deva”, no piensa en el valor de estos “devas”. De hecho, es incluso incorrecto usar el término “dios” para traducir la palabra Budista “deva” aunque se hace comúnmente. La traducción más cercana sería “ángel”, aún así, los Buddhistas no consideran a los “devas” como seres supernaturales con poderes supernaturales. Son simplemente seres en un plano superior de existencia al de los humanos con sus propias limitaciones. Sus poderes aunque superiores a los de los humanos comunes, aún son limitados. Los devas no pueden hacer caso omiso del “kamma”. Están sujetos al kamma también. Estos “devas” fueron seres humanos antes de nacer en ese estado y nosotros también podemos ser como ellos después de la muerte si llevamos vidas buenas (i.e. realizar buen kamma). Los Buddhistas creen que los “devas” reverencian y veneran a los seres humanos que son virtuosos. Es por esto que los Buddhistas creen que los devas veneran al Buddha y que el Buddha es superior a todos los devas no solo en virtud y sabiduría, sino además en poder (poder psíquico). Los Buddhistas creen que es posible para un ser humano alcanzar tales niveles. Esta es la característica especial de una religión humanista, que no subordina el estatus de los seres humanos al de los dioses. Los devas no son venerados por los Buddhistas, pero a veces buscan ayuda, tal como uno buscaría ayuda de un abogado, doctor, mecánico o cualquiera con habilidades especiales que uno no posee.


Lo que los Buddhistas consideran digno de veneración es la “bondad y sabiduría”, que son inseparables y complementarias. Estos son los valores Buddhistas que veneran. Los Buddhistas no veneran el poder ni la omnipotencia. Una persona poderosa no es necesariamente buena o sabia. Puede que busque ayuda en una persona poderosa para sus deseos, en su debilidad. Esto no significa que él piense que esta persona es grandiosa debido a su poder. Un Buddhista venera al Buddha, su enseñanza y sus discípulos, porque son “buenos y sabios”. Se dice que el Buddha ha logrado la bondad y penetrado el mundo (sugato lokavidu). El Buddha, su Enseñanza y sus Seguidores se llaman la “Triple Joya” y es venerada como la Santa Trinidad por los Buddhistas; La “Joya” simboliza el valor. Son además su único refugio debido a que cree que solo la bondad y sabiduría pueden ayudarlo realmente, no el poder. El poder puede solo satisfacer deseos temporalmente. Él sabe que el poder no es la solución última a sus problemas.Un comentario extra acerca de la palabra salvación parece apropiado. Estrictamente hablando, el Buddhismo no está en búsqueda de salvación ya que los Buddhistas no creen en un “alma” que necesite ser salvada. El Buddhismo por otra parte está en búsqueda de la solución a un problema. Por lo tanto, el Buddhismo es pragmático en vez de soteriológico. Claro, uno podría en un sentido ligero aplicar el término “salvación” en referencia al concepto Buddhista de “alivio” (vimutti), pero estrictamente hablando, no es correcto. Es el alivio de la experiencia dolorosa (dukkha) lo que los Buddhistas buscan, no la salvación del alma. Realmente el alivio de la experiencia dolorosa de un “sí mismo” o “alma” también es una delusión. En otras palabras, es el alivio de la enfermedad mental o insanidad. Es por esto que el Buddha era llamado “El insuperable médico y cirujano”. En términos modernos podríamos llamarlo “El Super Psiquiatra.”


El Buddhismo, en este sentido, es una psicoterapia radical más que una religión que venere el poder u ore por consuelo o satisfacciones temporales. Es una religión psicoterapéutica en vez de una soteriología. Lo que el Buddhismo desalienta no es tanto la suplicación a poderes superiores, sino la veneración a dichos poderes. Es por esto que los Buddhistas aún buscan ayuda de “devas”, pero veneran solo al Buddha, el Dhamma y la Sangha. Estos dos modos de práctica son análogos al tratamiento paliativo de una enfermedad y su cura radical. Estos dos acercamientos no son mutuamente exclusivos, y pueden ser complementarios.


La veneración, en Buddhismo, no es practicada para obtener ayuda del Buddha a través de sabiduría o poder. La veneración es el resultado de entender y apreciar los valores del Buddhismo. La veneración es un ejercicio psicológico que le inicia a uno en el camino a la meta de la perfección en bondad y sabiduría, que le revive de la experiencia dolorosa (dukkha). Esta suposición básica es que nos convertimos en lo que veneramos. Somos arrastrados hacia lo que veneramos. Nuestra vida se mueve en la dirección de lo que consideramos superior. Nos movemos además en la dirección de lo que consideramos placentero y lejano a lo que consideramos doloroso. Los Buddhistas creen que los problemas humanos podrían ser resueltos solo a través de la perfección de la naturaleza y entendimiento humanos. Es por esto que él toma refugio en la perfección y venera la perfección. Esta lucha por la perfección de la naturaleza humana y la creencia en su posibilidad es lo que caracteriza a la religión humanista. Incluso el concepto de veneración parece diferir en estos dos tipos de religión, humanista y teísta.


El concepto central en el pensamiento teísta es el concepto de “Dios”. La religión teísta se construye alrededor de este concepto de Dios en la forma del creador y controlador del mundo. Religión, de acuerdo al Teísmo ha venido a la Tierra desde el Cielo. Su propósito es cumplir el propósito del creador. Esta práctica de religión es la veneración de Dios y obediencia a los mandamientos de este creador para poder lograr Su propósito. La humanidad es pecadora, ignorante e impotente desde el punto de vista teísta. El hombre jamás puede alcanzar un estado de perfección. Solo puede ser perdonado por dios por sus pecados y puede tratar de ser bueno con la ayuda de dios, si es que Dios opta por ayudar. Esta práctica religiosa está basada en la fe en las palabras de Dios, expresada a través de profetas y una escritura santa, la cual debe ser creída aún si es contraria a la razón humana.


El concepto central del pensamiento humanista es el “Hombre”, el ser humano. Como fue mencionado antes, no todo pensamiento humanista es secular; puede ser religioso también. La religión humanista se construye alrededor del concepto de “Hombre”. Religión, desde este punto de vista, no ha venido del cielo, sino que ha crecido en la tierra para satisfacer una necesidad humana, para resolver un problema humano. El hombre no es visto bajo la misericordia de poderes supernaturales. El hombre es el controlador de su propio destino, aún en sus momentos más débiles. A través de la acción eficiente, puede traer un destino deseable. La práctica se basa en la experiencia y razón humanas. La verdad religiosa es un descubrimiento humano, no una revelación divina. Esta verdad no es algo que ha de ser creído sino algo que ha de ser verificado y entendido. La práctica se basa en el entendimiento.


La práctica de religión desde este punto de vista humanista, no es la obediencia a mandamientos divinos, sino una lucha conciente del hombre por la perfección, un proceso de crecimiento y evolución de la conciencia humana. La suposición básica es que un ser humano es capaz de alcanzar ese estado de perfección solo a través de su propio esfuerzo, sin la intervención de ningún poder supernatural.


Es el fracaso de entender esta distinción entre religión teísta y humanista lo que ha provocado tantos malentendidos entre pensadores Orientales y Occidentales. Un entendimiento correcto de esta distinción podría fácilmente unir el vacío comunicacional entre Oriente y Occidente.


El pensamiento humanista no está confinado al Oriente, ni tampoco el pensamiento teísta confinado al Occidente. La tradición científica moderna es el humanismo Occidental, mientras que hay mucha práctica religiosa primitiva en Oriente que es teísta. De hecho, el humanismo domina el pensamiento del hombre moderno en la mayoría de las culturas progresistas.


El hombre moderno parece estar viviendo en dos compartimentos. En la vida diaria secular, en el pensamiento científico y de negocios es racional y humanista. Cuando sin embargo, se inclina a lo religioso tiende a volverse teísta en pensamiento.El hombre moderno parece estar en una encrucijada, desilusionado por el humanismo científico por una parte y por el dogmatismo religioso por otra. Mientras que aprecia lo que es bueno en ambos extremos, rechaza lo que es malo. Está en búsqueda de una religión racional conservando los valores religiosos de bondad, pureza, y verdad. En otras palabras, está buscando una religión humanista. Es por eso que encontramos a muchos Occidentales buscando e intentando vías orientales de pensamiento y práctica, que se basan en la religión humanista.


Fritjof Capra dice en su famoso libro, “The Tao Of Physics” (Shambhala 1975, p.25).


“El pensamiento oriental y más en general, el pensamiento místico provee de un trasfondo filosófico consistente y relevante a las teorías de la ciencia contemporánea; una concepción del mundo en el que los descubrimientos científicos del hombre pueden estar en perfecta armonía con sus propósitos espirituales y creencias religiosas…. Hay una sabiduría Oriental y ciencia Occidental esencial.”


Es claro que el mundo moderno necesita de la religión humanista Oriental. El Buddhismo es una religión humanista que ha evolucionado a un nivel superior de madurez. Es un descubrimiento humano basado en un nivel muy último de perfección de la conciencia humana. El Buddhismo puede hacer una gran contribución al mundo moderno en guiar su búsqueda por el significado de la vida.


Citando al Dr. Erich Fromm nuevamente (ibid. p. 38),


“Uno de los mejores ejemplos de religiones humanistas es el Buddhismo temprano… El concepto de Nirvana como el estado de mente que el completamente Despierto puede lograr no es uno de los desamparos y sumisiones humanos, sino por el contrario, uno de los desarrollos de los poderes más altos que el hombre posee.”


Nuevamente el Dr. Fromm dice (ibid. p. 113),


“El problema de la religión no es el problema de Dios sino el problema del hombre… Centrar la discusión religiosa en la aceptación o negación del símbolo Dios bloquea el entendimiento del problema religioso como problema humano y previene al desarrollo de la actitud humana que puede ser llamada religiosa en un sentido humanista.”


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